La frenectomía es una intervención quirúrgica que consiste en cortar o liberar el frenillo lingual o labial cuando su tamaño o rigidez limita funciones esenciales como el habla, la succión o la deglución. Aunque se trata de una cirugía breve y generalmente segura, el trabajo del logopeda antes y después de la frenectomía es fundamental para asegurar resultados funcionales a largo plazo.
¿Qué es el frenillo lingual y por qué puede ser un problema?
El frenillo lingual es una pequeña membrana que une la lengua con la base de la boca. En algunos bebés, niños e incluso adultos, este tejido puede ser demasiado corto o grueso, lo que impide mover la lengua con libertad. Esta condición se conoce como anquiloglosia o “frenillo corto”.
Cuando el frenillo limita la movilidad, pueden aparecer dificultades como:
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Problemas para mamar o succionar correctamente (en lactantes)
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Alteración en el desarrollo del habla
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Problemas de deglución y masticación
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Respiración oral o compensaciones musculares
¿Por qué es importante la logopedia antes de la frenectomía?
Antes de realizar una frenectomía, el logopeda valora si el frenillo está realmente afectando funciones orofaciales. En muchos casos, el problema no es solo anatómico, sino funcional. Por eso, una evaluación logopédica es clave para:
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Determinar si es necesario operar
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Preparar la musculatura orofacial para un mejor resultado postoperatorio
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Evitar compensaciones que el cuerpo haya adoptado por la restricción del frenillo
Además, el trabajo previo con ejercicios miofuncionales puede facilitar la intervención quirúrgica y mejorar la recuperación.
¿Qué hace el logopeda después de la frenectomía?
Una vez realizada la cirugía, el logopeda acompaña el proceso de rehabilitación para:
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Reeducar la movilidad lingual (extensión, elevación, lateralización)
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Corregir patrones de habla que se vieron alterados por el frenillo corto
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Evitar la re-adherencia del tejido con ejercicios específicos
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Mejorar la succión, masticación o deglución si estaban afectadas
El éxito de una frenectomía no depende solo del acto quirúrgico, sino del entrenamiento funcional posterior. Sin un buen seguimiento logopédico, pueden persistir o reaparecer dificultades.
¿Cuánto dura la rehabilitación logopédica tras una frenectomía?
Cada caso es diferente, ya que influyen factores como la edad del paciente, el tipo de frenillo, la técnica quirúrgica empleada y las posibles compensaciones musculares que la persona haya desarrollado antes de la intervención. Sin embargo, existe una pauta general que puede servir como referencia.
Fase 1: Cicatrización inicial (primeros 3-5 días)
Después de la frenectomía, es normal experimentar molestias leves, inflamación o sensibilidad. Durante esta fase, el logopeda puede indicar ejercicios suaves de movilidad lingual para prevenir adherencias y favorecer una correcta cicatrización funcional.
En bebés o niños pequeños, el seguimiento temprano también permite asegurar que la succión o la alimentación no se vean afectadas.
Fase 2: Intervención logopédica activa (2 a 6 semanas)
Una vez superada la fase inflamatoria inicial, se inicia el trabajo terapéutico activo con sesiones regulares de logopedia. Los objetivos principales son:
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Recuperar el rango completo de movilidad lingual/labial
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Eliminar compensaciones previas (por ejemplo, movimientos torpes o forzados de lengua)
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Reentrenar funciones orales como la deglución, la articulación y la respiración nasal
En esta etapa se trabaja con ejercicios miofuncionales personalizados que deben repetirse en casa para reforzar el tratamiento. La implicación familiar (en el caso de niños) es fundamental para avanzar con eficacia.
Fase 3: Consolidación y seguimiento (hasta la semana 8 o más)
Algunas personas necesitan más tiempo para afianzar los cambios, especialmente si:
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El problema existía desde hace años (adolescentes o adultos)
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Había afectación en el habla (por ejemplo, dificultad con sonidos como la /r/ o /l/)
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Se han detectado hábitos asociados (como respiración bucal, masticación ineficaz o deglución atípica)
En estos casos, el tratamiento puede extenderse más allá de las 8 semanas, con sesiones más espaciadas o combinadas con trabajo en casa.
¿En qué casos está indicada la frenectomía?
La frenectomía no debe considerarse una solución estética ni una intervención rutinaria. Está indicada cuando el frenillo —ya sea lingual o labial— limita funciones básicas como el habla, la alimentación o la respiración. La decisión de intervenir quirúrgicamente debe estar basada en una valoración funcional, no solo anatómica, y es aquí donde la colaboración entre el cirujano y el logopeda resulta esencial.
Bebés con dificultades de lactancia
Uno de los casos más comunes es el de los bebés con frenillo lingual corto que no logran un agarre eficaz al pecho. Esto puede causar:
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Dolor en la madre durante la lactancia
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Succión débil o ineficaz
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Bajo aumento de peso del bebé
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Tomas muy largas o frecuentes
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Fatiga al mamar
En estos casos, una frenectomía precoz puede facilitar la alimentación y prevenir complicaciones posteriores en el desarrollo orofacial. El logopeda neonatal puede ayudar a mejorar la succión antes y después de la intervención, y asegurar que el bebé recupere un patrón funcional normal.
Niños con dificultad para pronunciar ciertos sonidos
En la infancia, un frenillo lingual corto puede impedir una correcta articulación de fonemas que requieren movimientos precisos de la lengua, como:
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/r/ róticas (“perro”, «pera»)
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/l/ lateral (“luna”)
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/t/ o /d/ (“taza”, “dedo”)
La lengua no puede elevarse ni realizar los movimientos necesarios para producir estos sonidos con claridad. A menudo, estos niños desarrollan compensaciones musculares o sustituciones de sonidos, lo que puede afectar su claridad al hablar y su autoestima. La intervención logopédica, junto con la frenectomía si está indicada, puede corregir la causa y el síntoma de raíz.
Casos de deglución atípica y respiración oral persistente
Un frenillo restrictivo puede interferir con funciones más amplias que el habla, como:
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La deglución atípica, en la que la lengua empuja contra los dientes en lugar de posicionarse en el paladar
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La respiración oral crónica, que puede alterar el desarrollo facial, el sueño y el rendimiento escolar
En estos casos, se recomienda un abordaje interdisciplinar en el que la logopeda trabaje el reposo lingual, la tonificación muscular y los patrones de deglución antes y después de la cirugía.
Adolescentes y adultos con molestias funcionales
No es raro que algunos adolescentes o adultos descubran tarde que sus molestias orofaciales tienen como causa un frenillo no tratado. Estos casos pueden manifestarse como:
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Tensión mandibular o cervical crónica
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Dolor al hablar o al comer
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Limitación en la proyección vocal (en cantantes, profesores, locutores)
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Compensaciones que afectan a la masticación, postura o respiración
En estos casos, una frenectomía puede ser útil, pero siempre debe ir acompañada de reeducación miofuncional personalizada, para asegurar que los tejidos reaprendan su función sin restricciones.
🔁 No solo cortar, sino reeducar
El papel del logopeda es esencial tanto antes como después de la frenectomía. No se trata simplemente de cortar un tejido, sino de reeducar funciones vitales como el habla, la respiración, la masticación y la deglución. Cuando el abordaje es integral, los beneficios de la cirugía son más completos, duraderos y funcionales.
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